el interpretador aguafuertes

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Villa Celina(*) -7-

"Bichitos colorados"

Juan Diego Incardona

Se ven�a corriendo la bola que Lugano iba a venir a Celina con m�s de cien chabones, que los estaban reclutando de Lugano 1 y 2, de la villa de Escalada y de Copello. Resulta que una semana atr�s hab�amos ido a jugar a la pelota al Maristas por un campeonato que armaron los curas. Despu�s del partido, que ganamos 3 a 1, un gordo bestial, al que le dec�an Oso, se la agarr� con mi primo Tato. Pobre Oso, pura espuma, no sab�a la que le esperaba. Tato era un pibe flaquito, como chupado, y de estatura normal. Pero las apariencias enga�an. Mi primo era uno de los pibes que mejor peleaba en Celina. A Peluca, al temible Peluca de los bajitos cerca del centro comercial, lo cag� a trompadas m�s de una vez. Tato era rapid�simo, de piernas y de brazos, una cosa de otro mundo. Una vez nos trenzamos, cuando �ramos chicos. Fue en el campito de Celina. Los dos jug�bamos para Bichitos Colorados, equipo m�tico de los torneos infantiles de La Matanza. No s� por qu� nos agarramos, pero s� me acuerdo de la paliza que me dio. Por cada pi�a que le daba, �l me devolv�a cinco. Cuando nos separaron, Gast�n del d�cimo empez� a cargarme porque yo lloraba y re�a al mismo tiempo. ?R�e-llora, r�e-llora...?. Enseguida Tato, que quer�a reconciliarse conmigo, me dijo que me hiciera respetar, que le pegara una trompada. Sin pensarlo demasiado, me acerqu� a Gast�n del d�cimo, que no paraba de re�rse, y lo puse en el medio de la boca. ?�De qu� te re�s??. Al toque empez� a sangrar. Se fue a la pileta, sin decir nada. Tato me felicit� y me abraz�. Nunca m�s nos volvimos a pelear y durante a�os fuimos muy pegados. Bueno, me fui por las ramas. Como siempre. Volviendo atr�s, el Oso lo barde� a Tato en el Maristas. La cosa es que mi primo lo faj�. Los amigos del Oso saltaron y nosotros tambi�n. Se arm� un combate importante. La nota graciosa la dio uno de los Hermanos Maristas, que puso por los altoparlantes: ?La paz esteee� coon nosootros, la paz esteee� coon nosootros, que con nosotros, siempre, siempre est� la paz?.

Despu�s de un rato, el Oso y sus amigos, todos de Lugano 1 y 2, se fueron a la mierda, pero ojo, promet�an venganza. El h�roe del d�a fue mi primo, no cab�a duda. Todos lo felicitaban.

Hay una canci�n de Pity que no me puedo despegar. Dice ?te cansaste de m�, yo me cans� de vos, pero cuando nos miramos sabemos que no es verdad?. Otra vez me puse tangencial, y bue. Lo que pasa es que al pensamiento le agarra efecto de Joule: donde hay corriente tambi�n hay producci�n de calor colateral. En fin, se dec�a que iban a venir con cuchillos, con cadenas y toda la sanata, es m�s, en una de esas tra�an fierros. Y que vengan, si quieren venir que vengan, dijo un borracho.

Una tarde est�bamos jugando en la Sociedad de Fomento. �bamos corriendo atr�s de una pelota ovalada que se perd�a en el pasto crecido. �bamos saltando pozos, subiendo lomas� y esquivando plantas de espinas. De pronto, un pendejo apareci� dando la voz de alarma, desesperado, que ven�a una banda haciendo pata ancha entre los edificios de la General Paz. Los rumores se hac�an realidad. No hab�a tiempo que perder. Nos repartimos. El cabez�n Adri�n fue a buscar a los escobitas, Gusano, Cocoroc� y los dos Juanchitos. Tino se encarg� de Julio, Rober y los pibes de Caaguaz�. A Petete le tocaron los pibes de Unanu�, que eran un mont�n. Tato y Bomba, mi otro primo, fueron al 7 a buscar a Jorge, a Hern�n y a todos los que encontraran.

Pasaron m�s o menos diez minutos y ya ten�amos a los extranjeros encima. Ven�an re embalados y nosotros todav�a sin refuerzos. Nos rodearon. ?�D�nde est� Tato??, preguntaron. ?Ac�?, les dijo el Rafa, agarr�ndose los huevos. Nos empezaron a cascotear. Pens� que nos mataban, pero enseguida aparecieron nuestros monos, que sal�an de todos lados. De cada rancho de Celina por lo menos uno, hasta gente grande. Fue una gresca hist�rica. A cada chancho le toc� su San Mart�n. Los escobitas vinieron en motos. Mi primo Tato volvi� a destacarse. Dur� como una hora. Siempre me gust� salir en oto�o, pisar las hojas ca�das de los �rboles, escuchar el ruidito que hacen al quebrarse. El rater�o estaba m�s revuelto que nido de caranchos y a Lugano se le repudri�. Al Oso le volvieron a romper la cabeza. Les dimos para que tengan. Los corrimos hasta la General Paz. La frontera no la cruzamos, porque nunca se sabe. En una de esas nos ten�an preparada una trampa. A la semana siguiente de la pelea, hubo otro minicampeonato en el Maristas (duraban solamente un fin de semana). Nos anotamos como ?Bichitos Colorados?. Llevamos una banda de gente. Les pedimos a don �ngel y a Luis, antiguos t�cnicos de los Bichos, que nos dirigieran y aceptaron de primera. Hasta conseguimos los trapos de aquella �poca. Tambi�n llevaron un bombo. El chino y los guachos de Ugarte hicieron una bandera gigante que dec�a ?Aguante Celina?. Salimos campeones. Aguante Celina. El tiempo es una mancha de humedad. Los a�os son gotas blancas que van cubriendo las fotos que tengo en la cabeza. Pero todav�a queda algo. Tato la rompi�. Yo hice un gol con la panza, fue muy loco. En un corner, la pelota se cruz� a media altura, demasiado alta para el pie, demasiado baja para la cabeza, y la empuj� con la panza!


Dedicado a Tato Cogorno.

(*)Villa Celina se encuentra en el sudoeste del Conurbano Bonaerense, en el partido de La Matanza. Aislada entre las avenidas General Paz y Richieri, tiene ritmo pueblerino y aspecto fantasmag�rico. Barrio peronista como toda La Matanza, su vida social gira en torno a los clubes, la Sociedad de Fomento, la Parroquia Sagrado Coraz�n y las escuelas del estado. Debe su nombre a Do�a Celina, se�ora que pose�a gran parte de los terrenos que hoy conforman la localidad. A mediados del siglo XX, Villa Celina fue poblada por espa�oles e inmigrantes del sur de Italia, como mis abuelos Jos� y Luc�a, Juanita, la almacenera, o Antonia, su cu�ada. Las primeras casas fueron construidas por los mismos inmigrantes, edificaciones generalmente bajas, con fachadas provistas de una puerta y dos ventanas, una en la pared exterior sobre la vereda, otra dentro del habitual porche. Con el tiempo, se construyeron barrios de monoblocks en sus zonas perif�ricas, como el Barrio General Paz, el Barrio Richieri, los edificios Estrellas o los bajitos de tres pisos que est�n cerca del Mercado Central, fondo m�tico donde a�n se conserva La Chacra de los Tapiales, construcci�n colonial declarada Monumento Hist�rico Nacional en 1942. En las �ltimas dos d�cadas, el barrio recibi� grandes oleadas de inmigrantes bolivianos, lo que ha generado que un sector de Celina sea denominado ?Peque�a Cochabamba?. En su centro geogr�fico, frente a la escuela 137, se encuentra el famoso Tanque de Celina, de estructura tubular y bastante alto, con escalera caracol en su interior. Desde sus elevadas tejas se domina toda la zona y hasta pueden verse otros barrios que pertenecen a Celina, como el Barrio Urquiza, Las Achiras y el Barrio Sarmiento, adem�s de los vecinos Madero, Tapiales y Lugano. En mi infancia y adolescencia, durante la d�cada del 70 y el 80, a�n perduraban grandes extensiones de campo y potreros (hoy esos terrenos pr�cticamente han desaparecido) que propiciaban la aventura y el juego infantil en toda su dimensi�n. Quienes crecimos en Celina, hemos jugado en el campito hasta la oscuridad total y las nubes de mosquitos en la cabeza. Sus j�venes frecuentan las esquinas, siempre con botellas de cerveza, a veces con una guitarra, otras con una pelota de f�tbol para el partido nocturno sobre la calle. Es un barrio de fierreros (hay uno o dos talleres mec�nicos por cuadra) y de m�sicos. Tango y rock and roll siempre presentes, ahora tambi�n cumbia. Ha sido cuna de muchas bandas, algunas conocidas, como Viejas Locas (Piedrabuena y Celina), Callejeros y Villanos. En sus noches se percibe una fina niebla, iluminada parcialmente por los viejos faroles del alumbrado, se escuchan ladridos de perros (que abundan), tiros lejanos y muy cercanos, y una especie de rumor dif�cil de clasificar que interrumpe con frecuencia el di�logo en las veredas, quiz�s una especie de pasado, un sonido de pasado, un gol de Tino en el campito mezclado con la risa de los pibes del grupo ?Perseverancia? y las puteadas de Carlitos el borracho.


Juan Diego Incardona

el interpretador acerca del autor

Juan Diego Incardona

Villa Celina, 1971.

Es posible leer m�s obras de Juan Diego Incardona en los espacios de autor de Eld�goras-EOM.

http://www.eldigoras.com/eda/portal.htm

Publicaciones en el interpretador:

N�mero 2: mayo 2004 - Eyeston (narrativa)

N�mero 3: junio 2004 - Super Dios (narrativa)

N�mero 4: julio 2004 - Maldita Ley Interpretaci�n acerca del art�culo 194 del C�digo Penal en relaci�n a los cortes de ruta y la criminalizaci�n de la protesta en Argentina (ensayo en colaboraci�n con Mar�a Cecilia Incardona)

N�mero 4: julio 2004 - La voz de la se�ora Chamberlain (narrativa)

N�mero 5: agosto 2004 - El estanque de agua inmutable (narrativa)

N�mero 5: agosto 2004 - Beth o La lucha por la casa Acerca de La furia y otros cuentos (1959) de Silvina Ocampo (ensayo)

N�mero 6: septiembre 2004 - Bartleby, el ox�moron Ensayo sobre Bartleby, el escribiente (1856) de Herman Melville.

N�mero 6: septiembre 2004 - Canci�n para muertos (narrativa)

N�mero 7: octubre 2004 - Internet (narrativa)

N�mero 9: diciembre 2004 - Ampere -1- (narrativa)

N�mero 10: enero 2005 - Ampere -2- (narrativa)

N�mero 11: febrero 2005 - Ampere -3- (narrativa)

N�mero 12: marzo 2005 - Ampere -4- (narrativa)

N�mero 13: abril 2005 - Ampere -5- (narrativa)

N�mero 14: mayo 2005 - Ampere -6- (narrativa)

N�mero 15: junio 2005 - Villa Celina -1-: "Los reyes magos peronistas" (aguafuertes)

N�mero 15: junio 2005 - Ampere -7- (narrativa)

N�mero 16: julio 2005 - Ampere -8- (narrativa)

N�mero 17: agosto 2005 - Villa Celina -2-: "El hombre gato" (aguafuertes)

N�mero 17: agosto 2005 - Ampere -9- (narrativa)

N�mero 18: septiembre 2005 - Ampere -10- (narrativa)

N�mero 18: septiembre 2005 - Villa Celina -3-: "El ahorcado" (aguafuertes)

N�mero 19: octubre 2005 - La gargantilla (aguafuertes)

N�mero 19: octubre 2005 - Ampere -11- (narrativa)

N�mero 20: noviembre 2005 - La m�sica rota (narrativa)

N�mero 20: noviembre 2005- Villa Celina -4-: "El hijo de la maestra" (aguafuertes)

N�mero 21: diciembre 2005- Villa Celina -5-: "El ataque a Villa Celina" (aguafuertes)

N�mero 22: enero 2006- Villa Celina -6-: "El malasuerte" (aguafuertes)

N�mero 23: febrero 2006- "Electrofilia" (narrativa)

Direcci�n y dise�o: Juan Diego Incardona
Consejo editorial: In�s de Mendon�a, Camila Flynn, Marina Kogan, Juan Pablo Lafosse, Juan Leotta, Juan Pablo Liefeld
secci�n artes visuales: Juliana Fraile, Mariana Rodr�guez
Control de calidad: Sebasti�n Hernaiz

Im�genes de ilustraci�n:

Margen inferior: Foto del Tanque de Villa Celina.