el interpretador narrativa

 

Coger o escribir

Sebastián Hernaiz

 

 

 

 

Son las tres de la tarde. Me fumé dos puchos ya; antes, el uno, y después de comer, el otro. ¿Fumaré un tercero pronto? Por lo pronto no voy a comer de nuevo: se acabó la tarta. Quizás coger no sería mala idea, quizás escribir poesías tampoco lo sea. Quizás debiera escribir. Una novela, quizás. Quizás empezar por cuentos, y pasar luego a la novela: derrotero del escritor contemporáneo. Crecer: de diez a doscientas páginas. Crecer. Formarse. Convertirse en escritor. Doscientas, quizás trescientas páginas. Coger sería quizás más humilde. Una, dos, tres veces y ya sería una buena tarde. ¿Fumaría un pucho luego? Seguramente. Seguramente no sería el tercero. Habría ya habido otros. Si escribiera la novela, igualmente, pasaría lo mismo. Una, dos, tres novelas y sería una buena tarde. No creo, parece agotador. Igual un pucho fumaría. Novela o coger, más no sea un cuento o una poesía, algún pucho fumaré entre tanto. ¿Coger o escribir? No sé. ¿Es esa una pregunta? ¿Es mentira la pregunta? Hay tantas. No escribir, entonces, ¿será sexualmente grato? ¿Coger o escribir? Quizás si no cogiera por un tiempo sería un buen escritor, acabaría en novelas. ¿Masturbándome eyacularía versos, novelas de tres tomos y cuentos o apagaría la escritura relegándola al rincón luminoso de un cuarto oscuro? ¿Coger o escribir? O quizás correr por las calles viejas de los barrios empedrados que en la noche se hagan eco de existir. ¿Correr por las calles en la noche? Calle oscura iluminada. Mirá si llego a cruzarme a alguien. Mejor dejar la idea, resguardarla en la poesía en unos versos que digan ¿A qué se vuelve cuando se vuelve? ¿Olor / de los duraznos o la mesa / con amigos esperando tu salida / a las ocho del trabajo? ¿A qué? Cuando vientos / soplan atardeceres tibios y ésta / resulta una calle conocida: cruce y tirarla clavas al viento a mitad de la plaza real a que las palomas se la coman picoteras de granitos de maíz y poesía y qué difícil desgranar una novela y que palomas la trasladen entre copas de árboles y parques de ciudad: termina siempre, granito de novela, sumergido en vino en copa, vasos de whisky en las noches de algún amigo amiga o en manos apuradas por terminar el capítulo, manos viajando en subte y recorriendo los pasillos subterráneos con un dedo entre las páginas mientras se baja de una línea y se tiende otra a la superficie antes de estar el capítulo terminado y se deja un marcador señalando párrafo oración en que quedó la lectura apretada del subte matutino y en las horas de trabajo queda libro olvidado en la cartera y ni se acuerda si quedó en ¡La vida es fuego lento planificado! o Él soñó sueños que después olvidó y despertó muy tarde y olvidado libro en bolso viaja luego en colectivo sobre falda de quien se duerme contra el vidrio temblequeante de empedrado y las palomas siguen siendo muerte atragantadas de granitos de versos y de piedras arrojadas, de gomeras sobrescritas en sus plumas, cabeza de paloma aplastada por galvanizados estambres de mi vieja máquina de escribir. Se mueren las palomas contra versos contra hojas con el ojo de paloma apagándose contra un pucho al rojo vivo -ojo que se abre pimpollo en flor contra el filo de gillette del pucho que chorrea hormigas negras sobre hojas. ¿Apagar el pucho en ojo de paloma o escribir? Las mentiras son siempre formas, maneras de decir, de saber. ¿Coger o escribir? La máquina repiqueteando sobre el cuerpo de paloma mancha hojas y ojos que se abren para dar hormigas desde un pucho. ¿Fumar o escribir? ¿Palomas de hormigas? Paloma atropellada en el borde de una ruta de escritura: ala en alto, carne al aire y las hormigas que se enfiestan de carroña, de carroña, digo, y digo: de cadáver.


©Sebastián Hernaiz

 

 
 
el interpretador acerca del autor
 
               

Sebastián Hernaiz

Nació en 1981, actualmente vive en Buenos Aires.

Publicaciones en el interpretador:

Número 1: abril 2004 - Nenas muertas (poesía)

Número 2: mayo 2004 - La cosa del caso (artículo acerca de La cosa Blumberg)

Número 2: mayo 2004 - Noticias (poesía)

Número 2: mayo 2004 - T.E.G (Tácticas y Estrategias alrededor de Guantánamo (ensayo acerca de El verdadero cuento del Tío Sam de Ezequiel Martínez Estrada y Siné)

Número 3: junio 2004 - Perros (narrativa)

Número 4: julio 2004 - 26 de junio (aguafuertes)

Número 5: agosto 2004 - Noche en la catedral (aguafuertes)

Número 5: agosto 2004 - Bar (narrativa)

Número 6: septiembre 2004 - Sobre el sinsabor de una escena del IV Congreso de teoría y crítica literaria de Rosario (aguafuertes)

Número 6: septiembre 2004 - Diseño exclusivo (narrativa)

Número 7: octubre 2004 - Propiamente, un crimen (Narrativa)

Número 9: diciembre 2004 - 19 de diciembre (narrativa)

Número 10: enero 2005 - Callejeros (artículo)

Número 10: enero 2005 - Arbolitos de Navidad (aguafuertes)

Número 11: febrero 2005 - Didáctica, General (aguafuertes)

Número 11: febrero 2005 - Sexo explícito (poesía)

Número 11: febrero 2005 - Porteros anarquistas (narrativa)

Número 12: marzo - de tan Buenos Aires (poesía)

Número 13: abril 2005 - Manifiesta (poesía)

Número 13: abril 2005 - Proyect (aguafuertes)

Número 14: mayo 2005 - Ad hoc abortare (poesía)

Número 14: mayo 2005 - Lo dado (o de qué mierda se la da Vicente Muleiro) (artículo)

Número 14: mayo 2005 - Vallejo en Puán (aguafuertes)

Número 14: mayo 2005 - De Viñas a Croce (artículo)

Número 15: junio 2005 - A partir de la carta de del Barco -política, muerte y carencia (artículo)

 
   
   
 
 
 
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Imágenes de ilustración:

Margen inferior: Jacek Malczewski, Death (detalle).