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Teatro en Buenos Aires

Entrevista a Mariano Pensotti

María Bayer

 

 

 

Aunque apenas pasó los treinta años, Mariano Pensotti tiene un currículum más que interesante. En principio, se dedicó al cine y video. Realizó los largometrajes El camino del medio (1994) y Soñar lobos y Jirafas (1996) por el que recibió un subsidio a la creación de la Fundación Antorchas y del Hubert Bals Fund de Holanda, y el cortometraje Peluquerías Golem (1997).

En teatro, escribió y dirigió Ojos Ajenos (2000) en el Rojas, Trieste (2001) en el Rojas y el Centro Recoleta, Los 8 de Julio (2002) junto a Beatriz Catani en el Teatro Sarmiento dentro del Ciclo Biodrama, Noche en las Cataratas (2003) en el Instituto Goethe y en Del Otro Lado, y Los Muertos (2004) junto a Beatriz Catani, estrenada en el Hebbel Theater de Berlin y El Río (2004) en el Centro Cultural de España en Buenos Aires. También dirigió una versión semimontada de La herida en el costado de la española Pilar Campos Gallego. Sus textos Atardecer y Verano fueron representados en el 2002 en Casa de América en Madrid.

En 1998, fue seleccionado para una residencia de escritura teatral en La Loggia CISD (Italia) dentro del programa Unesco-Aschberg. En el 2002, fue elegido para el Curso de Profesionales de Dramaturgia y Dirección de Casa de América en Madrid, España. En el 2003 recibió el Primer Premio en el concurso Germán Rozenmacher organizado por el Festival Internacional de Buenos Aires por su obra Vapor. Esta obra obtuvo, además, un subsidio a la creación otorgado por la Fundación Antorchas en el 2004. La misma obra cuenta con subsidios de Proteatro y el Instituto Nacional del Teatro.

En el número 13 del interpretador, abril del 2005, publicamos una reseña de Vapor, espectáculo escrito y dirigido por Pensotti que sigue en cartel los viernes de junio en el Espacio Callejón a las 23 hs.

 

 

María Bayer: ¿Cómo llegás a interesarte por el teatro? ¿Es anterior o simultáneo con el cine? Ambos intereses ¿Se complementan? ¿Se excluyen? ¿Alternan?

Mariano Pensotti: Mi interés por el teatro siempre fue paralelo a mi interés por el cine. Empecé a actuar en teatro incluso antes de estudiar cine y de realizar algunas cosas en video y en fílmico. En algún momento me concentré muy fuerte en filmar como fuera, con lo que hubiera, pero los resultados siempre eran muy diferentes a lo que yo deseaba y de alguna forma fui volcándome al teatro en búsqueda de algo que el cine, por su estructura de producción, no podía darme. Para mí empezar a escribir y dirigir teatro fue como una liberación. En principio de todas las ataduras de realización que implica el cine (un montón de gente, más conseguir un montón de plata y mucho tiempo para realizar casi cualquier cosa) pero fundamentalmente también de ciertas limitaciones relacionadas a lo estético y lo narrativo que sentía en cine y video. El teatro te da la libertad de producir mucho y por lo tanto de experimentar más, de probar, equivocarte y volver a probar en forma bastante inmediata hasta encontrar las cosas que te interesan. Al mismo tiempo me permitió trabajar mucho más directamente y en profundidad con los actores, algo que me interesaba particularmente.

En relación a la escritura me atraía deshacerme de las limitaciones que te impone la escritura de un guión y los códigos de lo audiovisual, y empecé a escribir textos desde una óptica más amplia y personal.

De todas maneras me sigue pareciendo muy atractivo explorar los lugares de cruce entre lo cinematográfico y lo teatral, y de alguna manera por eso en varias de mis obras usé el video o las proyecciones como un elemento narrativo mezclado a la acción en vivo.

MB: ¿A quiénes o qué cosas reconocés como influencias en tu escritura?

MP: Creo que mis influencias, y relacionándolo también con la pregunta anterior, vienen mucho del cine. Quizás no tanto en una cuestión estética sino en relación a la apropiación de imaginarios que uno asocia con lo cinematográfico, o también con el espíritu de algunos autores. En mi escritura hay elementos que indirectamente tienen que ver con la Nouvelle Vague francesa, o con directores como Fassbinder, Lynch o Demy. También hay una influencia muy fuerte de la literatura en general y particularmente de novelistas del siglo XIX como Stendhal o Tolstoi y su capacidad de narrar historias de personajes y de una época en general. Si tuviera que sumar nombres a una lista sería infinita: Baudelaire, Rimbaud, los surrealistas, los beatniks, Perec, Dellilo, Bolaño, etc… En los últimos tiempos también hay mucha influencia de la música en lo que escribo. En definitiva, creo que todo me influencia: la tele, la forma de hablar de alguien, el diario y lo que pasa en la esquina. Trato de dejarme influenciar por todo lo que me interesa.

MB: En teatro te desempeñás como dramaturgo y también como director, ¿cómo encarás ambos trabajos? ¿Dónde te sentís más cómodo? ¿Dirigís materiales de otros? ¿Das tus obras para que otros las dirijan?

MP: Todas las obras que hice hasta ahora fueron como dramaturgo y director, así que en verdad para mí es un único rol. En general lo que varía es la aproximación que me planteo de entrada a una obra: en algunos casos se trata más de que el texto funcione como el organizador y entonces parto de la escritura, en otros la idea gira más alrededor de probar algo de puesta, o del trabajo de los actores, o de investigar desde un lugar más conceptual entonces el punto de partida pasa más por la dirección. Pero finalmente siempre llega un momento en que ambas cosas se unen.

Hasta ahora solamente una vez dirigí un texto que no era mío, de la española Pilar Campos Gallego. Y recientemente escribí un texto para el nuevo espectáculo de El Periférico de Objetos. Me genera bastante intriga ver qué puede hacer otra persona a partir de textos míos.

MB: En Vapor tratás ciertas cuestiones a través de una mirada particular, diferenciada y, se podría decir, generacional. ¿Cómo ves a tu generación? ¿Te reconocés en el trabajo de otros pares? Si fuera así, ¿en qué? Y si no, ¿por qué?

MP: Sí, es cierto, esto de cierta mirada de lo que suele llamarse generacional apareció en Vapor. No fue algo buscado, simplemente apareció, y creo que es una de las cosas con las que más se engancha la gente a la hora de entrar al mundo de la obra.

En cuanto a mi generación es difícil hablar sobre lo que estamos haciendo en el mismo momento en que lo hacemos. En lo que respecta a lo social no parecería ser una generación muy particular o revolucionaria, pero nunca se sabe. También es difícil hablar de generación, es una categoría que no es demasiado precisa. En lo artístico se están produciendo muchas cosas muy buenas, no sólo en teatro, también en cine y artes visuales. En general en teatro me reconozco bastante en el trabajo de otros directores o dramaturgos pero no siempre tiene que ver con que pertenezcan a mi generación, a veces al contrario. Sin embargo creo que en los últimos dos o tres años empezaron a aparecer autores con los que me identifico particularmente y quizás tenga que ver con que sus influencias y vivencias son tan heterogéneas y azarosas como las mías.

Algunos nombres (de mi generación o no) de gente que produce cosas en teatro que me gustan: Daniel Veronese, Lola Arias, Luis Biasotto y el grupo Krapp, Gonzalo Martínez, Guillermo Arengo, Mariana Chaud. Seguramente hay más que en este momento no recuerdo...

MB: ¿En qué estás trabajando ahora? ¿Qué proyectos tenés para el futuro?

MP: En este momento seguimos con las funciones de Vapor, que viene muy bien de público. Estoy armando una obra nueva que se llama La Marea, y se va a estrenar en septiembre en el Festival de Buenos Aires, es una intervención que se va a hacer en una calle. También estoy dirigiendo una residencia con alumnos que egresan de la Escuela Nacional de Arte Dramático del IUNA y la idea es poder mostrar algo a partir de noviembre. Y seguramente hacia fin de año vamos a estrenar acá una obra que co-dirigí con Beatriz Catani llamada Los Muertos y que hicimos el año pasado en el Hebbel Theater de Berlin.


©María Bayer

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Número 7: octubre 2004

Número 10: enero 2005

Número 11: febrero 2005

Número 12: marzo 2005

Número 13: abril 2005

Número 14: mayo 2005

 
   
     
 
 
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Margen inferior: Francisco de Goya, El sí pronuncian y la mano Alargan al primero que llega (detalle).