el interpretador poesía

 

Paraguay

-selección-

Martín Rodríguez

 

 

      

Paraguay

¿Cuando empezó la guerra, Mariscal?

¿Corrientes no era Polonia?

El Mariscal quería pisar tierra, una vez.
Paraguay era una ciudad de agua, un pantano.
Mato Grosso-Corrientes, países de agua también
pero que van hacia el mar…
Las aguas como la piel de gallina:
llegó a Corrientes pisando las aguas,
en patas, tirando flores. Quería pisar tierra, una vez.

Con su vapor de la marina paraguaya, de una marina sin mar.

No te duermas sin haber cantado las nanas de la guerra. Decía.

Pintate con carbón no sólo los bigotes, el ceño fruncido, la bala hundida, el orificio: todo.

Después llegó la guerra, Mitre, Caxias, las batallas, una a una, en series:
Curupaytí: el flujo temporal de la batalla.
Curupaytí: 3ra columna, 4ta columna, columnas de humo hacia el fuego.

Pero fueron necesarios los niños. Los niños: la bala líquida.

”Esquema semiótico básico”: ataque-defensa, aliados-enemigos, derrota-victoria.

Pero los niños, como el agua, se escurrían en los dedos. Grababan sus figuras en el barro, temblaban con el racimo de sus dedos (la uva blanca), contra el agua dejaban caer el polvo de la pólvora como polvo dorado, se sacaban todo de encima. Incluso la guerra se la sacaban de encima: corrían como si tuviesen encima un hormiguero. Hormigas rojas corrían en ellos también.

Siguieron al Mariscal hasta la muerte, en manos de los negros-esclavos-libres.

 

Camorra

Los árboles, los árboles, los árboles,

Los niños, los niños, los niños.
Los camorreros, la saliva, la rabieta,
desnudos junto al fuego...

El fuego, el fuego, el fuego.
Hay que leer el mundo.

 

Palo

Vuelve a la Normalidad el Caos Original…
Al primer niño lo hallaron sólido, abrazado a un palo.
Sentado de espaldas a un hormiguero,
recitando estos versos:
“El mundo se acabará.
No se encontrará el secreto.”

 

Palangana

La obsesión del espíritu está hirviendo: la guerra en la pava abollada.
En esas circunstancias de amor y condena.
De una palangana cayó un callo de piel blanca: la nueva ser para la guerra.
Calcio: un estero te baña.
Una isla de té verde bañada insistentemente con leche.

 

Guerra

Todo era huir de la madre.
De la muerte de la madre,
la madre muerta,
morir con la madre,
resucitar entre sus piernas
crucificado, deseoso el que huye de la muerte de la madre
porque es su propia muerte en sustancia, el que
huye de la locura de la madre,
de sus voces en el sueño,
de sus pasos en el corral,

Todo era huir.
Todo era resucitar.
Todo era calcinarse al sol, junto a un palo.

 

Mal

El mal de chagas recorrió los ranchos,
con alas de vinchuca y seda negra,

alas negras
de corvina en el río abrió los ojos.

Y a las raíces de esas flores les crecía un talón…

 

 

Martín Rodríguez

 

 
el interpretador acerca del autor
 

 

               

Martín Rodríguez

Nació el 8 de abril de 1978 en Buenos Aires.

Blog: www.revolucion-tinta-limon.blogspot.com

Libros de poesía: Agua Negra (Siesta 1998), Natatorio (Siesta, 2001), El conejo (Ediciones del Diego, 2001), Lampiño (Siesta, 2004 - 1er premio del Fondo Nacional de las Artes), Maternidad Sardá (Vox, 2005), Paniagua (Gog y Magog, 2005).


   
   
   
   
   
 
 
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Imágenes de ilustración:

Margen inferior: Joan Miró, Obra (detalle).