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La eyaculación precoz

Cómo reconocerla, tratarla y superarla

Helen Kaplan

 

 

 

 

En esta nueva columna intentaré ayudar al hombre en uno de los más conflictivos y usuales trastornos de su sexualidad. Hay muy buenas razones científicas que permiten esperar que muchos afectados de eyaculación precoz serán capaces de mejorar su control sobre la eyaculación siguiendo los consejos e instrucciones que brindaré en sucesivas entregas. Pero es necesario hacer una advertencia. Si usted sigue escrupulosamente las reglas sugeridas en esta columna y no consigue mejorar su control sobre la eyaculación, no se desespere. Ello no significa que ud. sea incurable. Así pues, intente en primer lugar ayudarse a sí mismo por todos los medios posibles. No tiene nada que perder, excepto su problema sexual. Pero si esto no le diera resultado, no se considere un caso perdido, por favor. Aún quedan muchas posibilidades para que un terapeuta sexual competente pueda ayudarle. En esta primer entrega les traigo el caso Bob, porque es importante comenzar a socializar el trauma, que cada hombre afectado se dé cuenta que no es el único. En las próximas trabajaremos sobre consejos útiles para que ud. pueda comenzar a superar el problema y a disfrutar de su sexualidad.

Caso Bob

Algunos eyaculadores precoces no tienen ninguna relación romántica en absoluto. Su temor a ser demasiado ineptos sexualmente como para atraer o satisfacer a una mujer deseable les impide llevar una vida social normal y encontrar relaciones románticas. A menudo se sienten tan avergonzados de su problema que rechazan invitaciones y citas.

El caso más triste de este tipo que he visto es el de un profesor de 29 años, Bob, que fue hospitalizado tras haber intentado suicidarse inyectándose insulina. Bob había sido un chico tímido, algo torpe. La primera vez que había intentado tener una relación sexual con una compañera de clase durante el último curso del instituto, había eyaculado casi inmediatamente. Aunque su pareja, que no parecía haberse dado cuenta de lo ocurrido, no le reprochó nada, Bob se disgustó y se sintió humillado. Nunca habló con nadie del incidente. No volvió a hablar con la chica y rehuyó citarse con ninguna mujer en los siguientes diez años.

Se sentía inepto y solo, y se fue desalentando cada vez más conforme sus amigos, uno a uno, iban encontrando pareja o se casaban.

Tres semanas antes de su intento de suicidio se había armado de valor y había ido a ver a una prostituta para intentar superar el problema. Eyaculó incluso antes de haberla penetrado completamente, y la mujer rió de él. Esa fue la gota que colmó el vaso. Bob estaba mortificado y no tenía ninguna esperanza de llegar a tener una vida normal alguna vez, y quería morirse.

Qué precio tan terrible, considerando que, con toda probabilidad, se podría haber curado con éxito la eyaculación precoz de este joven mucho antes, cuando aún no había causado este desastre.



©Helen Kaplan

 

 
 
el interpretador acerca del autor
 
                 

Helen Kaplan

Destacada científica y terapeuta, trabaja para que los hombres puedan superar uno de los transtornos más frecuentes de su sexualidad. Con instrucciones prácticas y fáciles de seguir, permite que los hombres puedan aplicar directamente las técnicas de terapia sexual, tanto en su pareja como a solas, para superar este problema de la intimidad de su hogar. Entre sus libros, se encuentra el ya clásico Manual ilustrado de terapia sexual.

 
   
     
 
 
Dirección y diseño: Juan Diego Incardona
Consejo editorial: Inés de Mendonça, Marina Kogan, Juan Pablo Lafosse
Control de calidad: Sebastián Hernaiz
Prensa: Elsa Kalish
 
 
 
 

Imágenes de ilustración:

Margen inferior: Massimo Carnevale, Obra (detalle).

 

 

 

 

 

 

 

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